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🤥 El mito de los mercados racionales y cómo sacarle partido
¿Crees que los mercados son racionales? Piénsalo de nuevo. En este artículo, te mostraré cómo la psicología humana explica el caos del mundo financiero y cómo puedes usarlo a tu favor.
En los años 70, dominaba el ámbito académico la Hipótesis del Mercado Eficiente (EMH por sus siglas en inglés).
Un nombre muy rimbombante para una teoría muy sencilla que sostiene que los precios de las acciones reflejan toda la información disponible. Y que cualquier variación en el precio es debida a la aparición de nueva información y no a movimientos aleatorios.
Esta teoría era elegante, rigurosa y académicamente sólida.
También implicaba que los mercados siempre tienen razón, que los inversores siempre son racionales y que las burbujas son imposibles.
Sin embargo, la realidad se encargó de desmentir pronto la EMH…
DESMONTANDO LA HIPÓTESIS DEL MERCADO EFICIENTE
En los siguientes años, como ocurre siempre si analizamos periodos de tiempo suficientemente largos, los mercados vivieron episodios de euforia y pánico irracionales y se vivieron burbujas con consecuencias devastadoras.
Estos fenómenos no podían explicarse con la EMH, que asumía que los agentes económicos eran perfectamente racionales y que los precios se ajustaban instantáneamente a la información disponible.
Frente a esta evidencia empírica, algunos economistas empezaron a cuestionar las suposiciones de la EMH y a incorporar las aportaciones de otras disciplinas, como la psicología, la sociología y la neurociencia.
Así nació la psicología económica o behavioral finance, una rama de la economía que estudia cómo las emociones, los sesgos cognitivos y los factores sociales influyen en el comportamiento de los mercados y los inversores.
La psicología económica ha desarrollado numerosos conceptos que nos ayudan a comprender cómo funcionan los mercados y cómo actuamos en realidad los inversores.
AVERSIÓN A LA PÉRDIDA
Uno de estos conceptos es, la aversión a la pérdida, definida como la tendencia a preferir evitar una pérdida que obtener una ganancia equivalente.
Veamos un ejemplo sencillo.
Imagina que te ofrecen participar en un juego y te dan a elegir entre dos alternativas:
a) Recibir 10.000 euros.
b) Lanzar una moneda al aire. Si sale cara, recibes 20.000 euros. Si sale cruz, no recibes nada.
Ahora imagina que recibes una carta de Hacienda. 😬 Parece que te equivocaste en tu última declaración de la renta. El inspector, que tiene el día magnánimo, te ofrece dos alternativas:
a) Pagar una multa de 10.000 euros.
b) Lanzar una moneda al aire. Si sale cara, tendrás que pagar 20.000 euros pero si sale cruz, no tendrás que pagar nada.
Según la teoría de la aversión a la pérdida, la mayoría de las personas elegirán la opción A en el primer juego y la opción B en el segundo a pesar de ser equivalentes.
Esto se debe a que preferimos evitar una pérdida que obtener una ganancia idéntica. Dicho de otro modo, el sufrimiento que nos produce perder 10.000 euros es mucho más grande que la alegría que nos produce ganar 10.000 euros.
Este concepto puede explicar por qué los inversores nos aferramos a nuestras inversiones cuando bajan de precio (esperando inútilmente recuperar lo perdido), y por qué las vendemos antes de tiempo cuando suben (temiendo perder lo ganado).
La aversión a la pérdida es solo uno de los muchos sesgos que afectan a nuestra capacidad para tomar decisiones racionales a la hora de invertir y en general. Si quieres aprender más sobre psicología económica, te recomiendo que eches un vistazo a Thinking, Fast and Slow de Daniel Kahneman, Misbehaving de Richard Thaler e Irrational Exuberance de Robert Shiller, tres libros espectaculares escritor por tres premios Nobel en economía.
INVERTIR EN UN MUNDO CAÓTICO
Entonces, si el mercado es caótico y el comportamiento de los inversores no es racional… ¿cómo debemos actuar?
En primer lugar, no debemos perder ni un minuto en intentar entender por qué nuestras acciones suben o bajan un día, semana, mes o incluso año en particular. A corto plazo, el mercado refleja más el sentimiento de los inversores que la realidad de las empresas. El mismo razonamiento aplica a las predicciones, que suelen fallar más de lo que aciertan.
En segundo lugar, debemos recordar la importancia de invertir a largo plazo. Hay muchos factores que afectan al mercado en el corto plazo, pero a largo plazo el precio de las acciones siempre sigue los resultados de las empresas. Podríamos decir que, aunque la Hipótesis del Mercado Eficiente falla estrepitosamente a corto, funciona como un reloj suizo a largo. Aprovechemos, por tanto, esa oportunidad a nuestro favor ampliando nuestro horizonte temporal.
En conclusión, la psicología económica nos ofrece una visión más realista y humana de los mercados y los inversores. Nos ayuda a entender cómo se comportan y cómo podemos mejorar nuestras decisiones. Pero para conseguirlo, debemos ser conscientes de nuestros sesgos y emociones. Si invertimos con perspectiva y nos basamos en los fundamentos de las empresas para invertir, tendremos muchas más probabilidades de obtener los resultados que esperamos.
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