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💪 Así se bate al mercado
Hoy te descubro el Santo Grial de la inversión que cualquier inversor con paciencia y constancia puede conseguir.
Dicen que batir al mercado es imposible.
Que no se puede obtener una rentabilidad superior a la media de la bolsa.
La prueba de que es así sería que la gran mayoría de gestores profesionales no lo logra.
Pero... ¿y si te dijera que hay una forma de batir al mercado? ¿Un Santo Grial de la inversión que cualquier inversor con paciencia y constancia puede conseguir?
¿Una estrategia de inversión que ha demostrado funcionar a lo largo del último siglo y que, a pesar de ser de conocimiento público, no ha perdido ni un ápice de su magia?
Pues existe y te la voy a contar aquí y ahora, en «Invirtiendo en Valor».
¡Comenzamos!
Estás leyendo «Invirtiendo en Valor», la newsletter de MonkStreet para los monjes de la inversión que creen que la virtud más importante de un inversor es la constancia. Si te resulta útil, ayúdame a difundirla.
Los fondos de inversión no baten al mercado
"Un mono con los ojos vendados que lanzara dardos a las páginas financieras de un periódico podría seleccionar una cartera que lo hiciera igual de bien que una cartera cuidadosamente seleccionada por expertos".
La cita no es mía.
Son palabras del profesor de la Universidad de Princeton Burton Malkiel en su famoso libro A Random Walk Down Wall Street (Un Paseo Aleatorio por Wall Street).
Y la realidad parece darle la razón. Ningún fondo de renta variable o fija gestionado activamente ha superado al mercado de forma regular en los últimos treinta años.
La mayoría de los fondos de inversión no logran superar al S&P 500, a pesar de contar con los mejores profesionales y los modelos matemáticos más avanzados.
¿Por qué?
Hay dos razones que explican el 80% de este fenómeno.
La primera razón son las comisiones
Los grandes gestores tienen grandes salarios que se pagan con cargo al patrimonio que gestionan.
Según un estudio de Morningstar, el ratio de gastos medio de un fondo de pequeña capitalización con activos superiores a 5 millones de dólares es del 1,61%.
Puede que no parezca mucho pero si tenemos en cuenta que la rentabilidad media del S&P500 es del 9,4%, un gestor activo tendría que conseguir un mínimo del 11% al año solo para igualarlo. No hablemos ya de batirlo.
Esta semana ilustré en Twitter el impacto que pueden tener las comisiones en una cartera a largo plazo:


La segunda razón es el foco en el corto plazo
¿Has pensado alguna vez en cambiar tu estrategia de inversión tras unos meses de malos resultados? No eres el único.
A los gestores de fondos profesionales también les pasa. De verdad, créeme. Lo veo todos los días.
Muchos inversores profesionales cambian sus estrategias de inversión cuando las condiciones del mercado no les acompañan.
El problema es que cambiar de estrategia a mitad de camino es la mejor forma de acabar con cualquier posibilidad de batir al mercado a largo plazo.
Todas las estrategias de inversión, incluso las que han demostrado producir excelentes resultados a largo plazo, experimentan periodos de rendimiento por debajo de la media.
Como buen monje de la inversión, sabes que la mejor estrategia durante esos períodos es aguantar con paciencia. Pero los gestores de fondos no pueden permitirse el lujo de aguantar.
¿Un mes de malos resultados? Puede ser. ¿Un trimestre? Inaceptable. ¿Seis meses? La fuga de capitales comienza y la mayoría de inversores mueve su dinero al fondo que lo esté haciendo mejor en ese momento.
No nos equivoquemos. Estamos hablando de algunas de las mentes más brillantes del mundo. Saben que cambiar su estrategia a mitad del partido perjudicará su rendimiento a largo plazo.
Entonces... ¿por qué lo hacen?
Porque el objetivo de un gestor de fondos no es batir ningún record de rentabilidad a largo plazo.
Su único objetivo es captar y mantener fondos para seguir cobrando comisiones sobre ellos. Al fin y al cabo, es así como ganan dinero. No batiendo al mercado.
El auge de los fondos indexados
A medida que los inversores minoristas han ido tomando conciencia de esta realidad, se ha producido un trasvase de dinero de fondos activos a fondos pasivos o indexados.
Los fondos indexados son fondos en los que el gestor no elige las mejores empresas en las que invertir en base a sesudos análisis. Simplemente compra una cesta de acciones lo más parecida posible al índice que intenta replicar.
Si replica el S&P500, compra acciones de las 500 empresas (503 en realidad) que lo componen.
Los fondos indexados son una forma sencilla de construir una cartera diversificada con baja volatilidad y, en la mayoría de los casos, comisiones reducidas.
Si has pensado alguna vez en invertir en este tipo de fondos, no estás solo. En las tres últimas décadas se ha multiplicado el número de inversores indexados.


El objetivo de un inversor indexado es igualar al mercado, no superarlo.
Conseguir la misma tasa de rendimiento que el índice al que replica.
Un inversor indexado está dispuesto a renunciar a la posibilidad de batir al mercado a cambio de la seguridad de que el mercado no le batirá a él.
En mi opinión, el inversor indexado es uno de los inversores más inteligentes porque evita las comisiones, la falta de disciplina de los fondos de inversión tradicionales y los sesgos de comportamiento que hacen que la mayoría de inversores particulares acabe comprando caro y vendiendo barato.
Adoptar un enfoque pasivo te permite alcanzar tus objetivos financieros con menos riesgo y menos estrés.
Dicho esto, la indexación es una de las mejores estrategias de inversión…
…pero no la única.
Batir al mercado es posible
Las virtudes de la indexación son el resultado de una estrategia sencilla que dice: "invierte en empresas grandes".
La razón de que funcione tan bien es que el índice S&P 500 NUNCA se desvía de esta estrategia. SIEMPRE incluye las 500 empresas más grandes. Llueva, nieve o haga sol.
Pero una mirada atenta a la historia de la bolsa en los últimos 100 años nos enseña que existen mejores opciones que “invertir en empresas grandes”.
Por ejemplo, las empresas con un ratio EV/EBIT bajo (empresas en las que pagas poco dinero por cada euro de beneficio) obtienen mejores resultados a largo plazo que la media.
Una cartera formada por las empresas con el ratio EV/EBIT más bajo hace 15 años ha proporcionado una rentabilidad del 346% en este tiempo frente al -21% de rentabilidad conseguido por una cartera formada por las empresas con el ratio EV/EBIT más alto.
Así de fácil.
Esta afirmación ha sido sistemáticamente cierta para cualquier período de tiempo relevante a lo largo de más de 100 años de bolsa y con todo tipo de acontecimientos sociales, militares y económicos de por medio.
Centrándote en algunas características fundamentales, puedes obtener mejores rendimientos a largo plazo que siguiendo la estrategia de “comprar las empresas más grandes”.
En las próximas semanas, profundizaré en cuáles son estas características y en qué medida (y con qué probabilidad) puede ayudarte cada una de ellas a batir al mercado.
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